Uniformes quirúrgicos: importancia y características

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Uniformes Quirurgicos

Uniformes Quirurgicos

En los procesos de intervención médica es indispensable utilizar uniformes quirúrgicos, esto es una medida de seguridad para evitar que se propaguen microorganismos causantes de infecciones por la rotura de una barrera cutánea.

La transmisión de microorganismos se puede dar por el contacto con el equipo quirúrgico o de quien se encarga de la intervención con la herida quirúrgica abierta, por ello se debe contar con batas, paños y otro tipo de protección que cree un campo estéril para reducir y, en la medida de lo posible, eliminar los riesgos de contaminación y por tanto, los riesgos de desarrollar infecciones quirúrgicas.

Un uniforme quirúrgico debe estar fabricado de materiales que creen una barrera efectiva entre la piel, la orofaringe, el cabello y los pies y el ambiente quirúrgico en que tiene lugar la intervención. Por lo anterior, la característica más importante que deben reunir sus componentes, es decir, la bata, las polainas, el cubrebocas y los guantes, es la impermeabilidad a la humedad, medio por el que se transmiten más fácilmente los microorganismos.

La bata quirúrgica, por un lado, en la parte frontal y las mangas debe ser de un material impermeable, ya que su parte delantera, desde la cintura hasta el nivel de los hombros y las mangas hasta los codos debe ser estéril. Las batas cuentan con peto que permite colocar las manos en su interior y algunos diseños presentan puños de poliéster que no son resistentes a fluidos, de ello que sea necesario cubrirlos con los guantes en su totalidad. Las polainas también deben ser impermeables y cubrir completamente los zapatos, es importante que éstas se coloquen después de la bata quirúrgica y antes de ingresar al quirófano.

El cubrebocas debe ser desechable y cumple la función de filtro bacteriano cubriendo nariz y boca. En caso de que fluidos corporales toquen el cubrebocas durante la intervención, éste debe ser reemplazado inmediatamente. Finalmente los guantes que se emplean tienen que ser estériles y resistentes a pinchazos, así como ofrecer sensibilidad al tacto y buen agarre para la manipulación de los instrumentos quirúrgicos.

Hoy en día existen diferentes normas que establecen los requisitos mínimos de calidad que deben reunir los uniformes quirúrgicos para que sean efectivos en su tarea de reducción de riesgos de infecciones. Estas normas tienen como finalidad facilitar la comunicación entre los fabricantes de uniformes, los usuarios y las empresas que se encargan de la certificación de los materiales o productos para uso quirúrgico y brindan una guía sobre los productos reutilizables y de un solo uso que se emplean como productos sanitarios para personal clínico, equipo y pacientes.

Tales como batas, paños quirúrgicos y trajes para atmósferas limpias. Según lo establecido en estas normas, el fabricante debe suministrar toda la información concerniente a los productos estériles y en caso de que sean reutilizables, indicar datos sobre el procedimiento que se debe seguir para poder reutilizarlos de forma segura.

Los fabricantes también deben ofrecer información sobre el tipo de limpieza, desinfección, envasado y esterilización al que se puede someter el producto estéril sin dañarlo y, en caso de que el producto se ponga a la venta sin esterilizar, tiene que indicarse el método bajo el cual, puede esterilizarse de manera segura.

Asimismo, en caso de que los productos que comercializan tengan áreas críticas se debe informar al cliente y detallar las razones por las que se catalogan como tales. Los datos obtenidos durante las pruebas de control de calidad también deben estar al alcance del consumidor y ello incluye información sobre el tipo de ensayo o pruebas al que se sometió el producto, sus resultados y las áreas críticas identificadas.

La manipulación de los uniformes está a cargo de la Central de Equipos y Esterilización (CEYE) y el personal de enfermería, quienes se encargan de formar bultos quirúrgicos y doblar cada pieza de ropa individualmente. Estas personas son las responsables de la integridad y limpieza de las piezas y de destinarla al bulto quirúrgico adecuado, así como tenerla lista en el momento en que se va a utilizar. En el doblado de la ropa las piezas se deben revisar para desechar las que se encuentren deterioradas y el doblado en sí se debe hacer por el revés para facilitar al personal su colocación.

Todas las piezas se deben doblar de manera que puedan identificarse fácilmente y se deben evitar los múltiples dobleces, pues ello no permite que el proceso de esterilización se realice correctamente.  Cabe mencionar que los bultos quirúrgicos que hace la CEYE contienen una sábana hendida, 2 sábanas de pie o podálicas, una sábana de riñón, 8 campos cerrados sencillos, 6 batas para cirujano, 1 funda de mesa de mayo y una compresa de envoltura doble, de ello que sea indispensable que el doblado se realice correctamente y que además, se presenten las piezas en un orden determinado que facilite su identificación rápida.

La ropa debe tener una envoltura en la que se indique cómo manejarla antisépticamente y su limpieza se hace con vapor, por lo que el material debe permitir su penetración para garantizar una esterilización adecuada. Además de permeabilidad al vapor, la ropa quirúrgica debe ser duradera, absorbente, ofrecer buena protección, no conducir electricidad y no reflejar la luz, por lo que se recomienda preferir las prendas de algodón.

Si bien, las normas vigentes regulan las características de los uniformes y otras piezas de protección quirúrgica, antes de adquirir cualquier producto es necesario consultar las fichas de información en que se presenta a detalle su composición, propiedades, cuidados e indicaciones para una correcta manipulación.

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